Las dos victorias en fila, sumando a la mejoría en el rendimiento futbolístico, hacían ilusionar con un triunfo en la visita a San Martín de Tucumán, equipo que cosechaba cuatro son ganar. Durante la tarde de ayer, horas antes al arranque del juego, era noticia el ingreso de Pablo Vergara en la banda izquierda, saliendo Gonzalo Bustamante.
El inicio del partido, puso a Chacarita con la posesión del balón pero sin ser punzante en la definición. El local, no proponía demasiado, por lo que las acciones eran dominadas y controladas por el Tricolor. Repasando las chances de gol, los primeros cuarenta y cinco minutos, no tuvieron demasiadas, en ninguno de los dos bandos. Cuando se armó el partido, el mismo resultó trabado, friccionado, en la mitad de cancha, por lo que las situaciones claras de gol, escasearon. Sólo se vieron disparos desde media distancia. El trámite del partido se vió modificado cuando de manera inexplicable, el uruguayo William Martínez, se fue expulsado sobre el final del primer tiempo, tras cometer una falta que no valía siquiera amarilla.
El complemento, como era de esperar, el Tricolor se replegó, entregó pelota y campo de juego. El equipo de Carlos Roldán intentó hacerse cargo de la situación, en la cuál nunca se sintió cómodo para generar peligro en el arquero de Nicolás Tauber. Por el contrario, pese a tener un jugador menos, quién contó con las mejores opciones de marcar fue el Funebrero. Primero con un cabezazo de Rodrigo Espíndola, tras un centro pasado de Ezequiel Lázaro, el defensor cabeceó al segundo palo exigiendo a Marcos Gutiérrez. Luego el por entonces volante izquierdo, Lázaro remataba desde afuera del área. El local, sólo contó con un remate desde lejos, mediante Juan Casado, quien encontró a Nicolás Tauber volando hacia su derecha para sacar el balón al córner, tras el cuál Raúl Saavedra, exigiría nuevamente al portero Tricolor que aliviaba la situación con los puños.
Sin ideas en ofensiva, y con el partido en un pozo, el Santo tucumano movió el banco, saliendo su mejor jugador al momento Juan Casado, por lo que lo poco que tenía el local terminó siendo nada, beneficiando el trabajo del conjunto de Marcelo Fuentes, controló aún más las acciones pese a defenderse. El entrenador Funebrero, le dio aire al ataque con el ingreso de Matías Jara, y más tarde a la zona de volante cuando metió al juvenil Ángel Piz. El debutante correntino, en su primera pelota, puso un lindo pase a las espaldas de la defensa que se vió obligada por Fernando Fontana, quien llegó al fondo, siendo derribado por Mario Vera. Rafael Furchi, de mala actuación sólo tuvo que cobrar penal. Ezequiel Lázaro, ya no estaba en cancha por lo que el zaguero, Leonardo Sánchez se hizo cargo de la pena máxima. El remate fue poco esquinado hacia la derecha de Marcos Gutiérrez, quien frenó la pelota con sus puños, dejando su arco en cero y cerrando el partido en empate.
Sabor extraño, en la vuelta de Tucumán. Chacarita con un jugador menos supo administrar el partido, al punto de contar con las mejores chances. El balance es positivo por la condición de visitante y por haber jugado en inferioridad numérica, pero el saber que se erró un penal sobre el final, hace tener el grito atragantado. Sólo resta mirar hacia delante y seguir por el este camino, el de sumar, ya que de apoco el buen juego se va encontrando y aceitando.
El inicio del partido, puso a Chacarita con la posesión del balón pero sin ser punzante en la definición. El local, no proponía demasiado, por lo que las acciones eran dominadas y controladas por el Tricolor. Repasando las chances de gol, los primeros cuarenta y cinco minutos, no tuvieron demasiadas, en ninguno de los dos bandos. Cuando se armó el partido, el mismo resultó trabado, friccionado, en la mitad de cancha, por lo que las situaciones claras de gol, escasearon. Sólo se vieron disparos desde media distancia. El trámite del partido se vió modificado cuando de manera inexplicable, el uruguayo William Martínez, se fue expulsado sobre el final del primer tiempo, tras cometer una falta que no valía siquiera amarilla.
El complemento, como era de esperar, el Tricolor se replegó, entregó pelota y campo de juego. El equipo de Carlos Roldán intentó hacerse cargo de la situación, en la cuál nunca se sintió cómodo para generar peligro en el arquero de Nicolás Tauber. Por el contrario, pese a tener un jugador menos, quién contó con las mejores opciones de marcar fue el Funebrero. Primero con un cabezazo de Rodrigo Espíndola, tras un centro pasado de Ezequiel Lázaro, el defensor cabeceó al segundo palo exigiendo a Marcos Gutiérrez. Luego el por entonces volante izquierdo, Lázaro remataba desde afuera del área. El local, sólo contó con un remate desde lejos, mediante Juan Casado, quien encontró a Nicolás Tauber volando hacia su derecha para sacar el balón al córner, tras el cuál Raúl Saavedra, exigiría nuevamente al portero Tricolor que aliviaba la situación con los puños.
Sin ideas en ofensiva, y con el partido en un pozo, el Santo tucumano movió el banco, saliendo su mejor jugador al momento Juan Casado, por lo que lo poco que tenía el local terminó siendo nada, beneficiando el trabajo del conjunto de Marcelo Fuentes, controló aún más las acciones pese a defenderse. El entrenador Funebrero, le dio aire al ataque con el ingreso de Matías Jara, y más tarde a la zona de volante cuando metió al juvenil Ángel Piz. El debutante correntino, en su primera pelota, puso un lindo pase a las espaldas de la defensa que se vió obligada por Fernando Fontana, quien llegó al fondo, siendo derribado por Mario Vera. Rafael Furchi, de mala actuación sólo tuvo que cobrar penal. Ezequiel Lázaro, ya no estaba en cancha por lo que el zaguero, Leonardo Sánchez se hizo cargo de la pena máxima. El remate fue poco esquinado hacia la derecha de Marcos Gutiérrez, quien frenó la pelota con sus puños, dejando su arco en cero y cerrando el partido en empate.
Sabor extraño, en la vuelta de Tucumán. Chacarita con un jugador menos supo administrar el partido, al punto de contar con las mejores chances. El balance es positivo por la condición de visitante y por haber jugado en inferioridad numérica, pero el saber que se erró un penal sobre el final, hace tener el grito atragantado. Sólo resta mirar hacia delante y seguir por el este camino, el de sumar, ya que de apoco el buen juego se va encontrando y aceitando.
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